Porque tantas violencia, es que el diablo parece ser que acorralado como un ratón, está dispuesto hacer lo que sea para escapar?
La verdad es, que esto cada día más se pone color de hormiga.
Lo peor de todo es, los crímenes un hombre y dos muchachas jóvenes.
Cuentan los lugareños en Sabana Grande de Boya, que el asesino Juan Alberto Santana Fernández, se encontraba desde tempranas horas tomando bebidas alcohólicas y próximo a eso de las 8 de la noche la emprendió a tiros a Juan Emmanuel Santana Minaya, alias Joel, y María Angélica Santana Minaya, de 22 años, y a la esposa de su sobrino María Nelly Olivo Severino, de 27 años, y luego intentó matar a su hermano José Antonio Santana Fernández, a quien le propinó una herida de bala.
Santana Fernández, tras cometer el hecho se suicidó de un disparo en la cabeza.
Qué manera de terminar tuvo este cobarde, pues sabía lo que le esperaba, por eso prefirió terminar con su vida antes de ir a la justicia o en la cárcel le hicieran lo mismo que hizo contra tres personas que independientemente como alegaba Santana Fernández, que lo habían dejado afuera por una supuesta y maldita herencia que a él le pertenecía. Su deber era ir a la justicia y dirimir con altura y sin violencia ese problema.
Estos crímenes no llevan nada bueno a la sociedad, más nos da mucho miedo y por tanto ello debe llamar la atención de las autoridades.
Ver algunos vecinos de las victimas ir al cementerio, sacar el ataúd de la tumba del asesino, quemarlo y luego machetes y hachas en manos picar el cadáver.
Es una acción diabólica, por lo tanto la profanación de una tumba no la comparto y no la comparto, menos que durante el hecho niños y adolescentes observaban y comentaban al mismo tiempo la acción. Tanto así, que en el terreno de la escena aun todavía yacen pedazos del cadáver de Juan Alberto Santana Fernández.
La violencia y las acciones diabólicas no pueden seguir, alguien tiene que meter sus manos para que esto se pare, y punto.
