Por Miguel Morillo Abreu

Cada día la situación de la gran mayoría de unos 5,2 millones de personas que viven en ese país es compleja, preocupante.

Los haitianos son seres humanos, como somos los dominicanos, como los ecuatorianos, cubanos, venezolanos, nicaragüenses, colombianos, salvadoreños, peruanos, guatemaltecos y demás.

Por tanto, si decimos que somos seres humanos, debemos entender que debe dolernos lo que los malos les hacen a los buenos, entonces lo correcto es alzar nuestra voz y condenar a los criminales.

Me dolió, y mucho, cuando vi una información de Catherine Russell, unos días después de su visita a Puerto Príncipe, pues la jefa de las Naciones Unidas, tras describir la violencia dijo que quedo muy triste.

Dijo que las menores eran reclutadas, violadas y asesinadas por bandas criminales.

Cinco malditos criminales atraparon en la calle a una niña de 11 años,  tres de ello la violaron, quedo embarazada y no supo la menor cual de los tres era el padre de la criatura que había nacido a los ocho meses. Esto es terrible, criminal, debe por tanto llamar la atención de la comunidad internacional.

Y lo peor aun es, que estas malditas bandas criminales de hombres armados hasta los dientes entran de manera violenta a una casa, violan a una joven y luego querían violar  su hermana y tras resistirse la quemaron viva, al final quemaron también la vivienda.

Estoy de acuerdo con Catherine Russel, jefa de la Unicef, de que antes los horrores que vive Haiti, el mundo no puede olvidarse de ese país porque nunca ha estado tan mal como ahora.

Yo, creo que esto nos debe hacer entender que debemos apoyar a la ONU para que envié lo más rápido posible una fuerza internacional de intervención para que esto acabe. Retorne la normalidad.