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China y Estados Unidos en América Latina: La competencia de las potencias y las oportunidades para la RD

Oct 21, 2025

Por Víctor Manuel Grimaldi Céspedes 


I. LA COMPETENCIA: UN NUEVO TABLERO MUNDIAL:

En el siglo XXI, el escenario global se ha vuelto un vasto tablero donde China y Estados Unidos compiten no solo por poder político y militar, sino también por el control de la economía del conocimiento, los recursos estratégicos y la supremacía tecnológica.

La rivalidad entre estas dos potencias recuerda, en algunos aspectos, la Guerra Fría, pero hoy el enfrentamiento se libra en el terreno de los microchips, los minerales críticos, la inteligencia artificial y la influencia comercial. América Latina —rica en litio, cobre, oro y alimentos— ocupa un lugar central en esta nueva geoeconomía global.

Ambas naciones, aunque con visiones distintas, buscan fortalecer su presencia en la región. Estados Unidos apela a su historia, sus instituciones y su cercanía geográfica; China, en cambio, ofrece pragmatismo, rapidez e inversión visible, con promesas de desarrollo inmediato.

II. DE LOS SISTEMAS ECONÓMICOS COMPARADOS A LA REALIDAD DEL SIGLO XXI:

En 1977 cursé en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) una materia decisiva: Sistemas Económicos Comparados, impartida por el profesor Carlos Vilas. En aquel tiempo, el mundo estaba dividido entre capitalismo, socialismo y una “tercera vía”. Los debates giraban en torno a la propiedad, la planificación estatal y la justicia social.

Hoy, casi medio siglo después, esa división ha desaparecido. No existen economías puras. Todas son mixtas e interdependientes, donde el Estado, el mercado y la sociedad civil interactúan en equilibrio inestable. La globalización y la revolución tecnológica han redefinido los conceptos de trabajo, producción y capital.

El “proletariado industrial” del siglo XX ha dado paso a un proletariado digital, global y muchas veces invisible, sometido a nuevas formas de dependencia: la automatización, la inteligencia artificial y la concentración tecnológica.

III. CHINA Y ESTADOS UNIDOS: DOS MODELOS EN COMPETENCIA


Desde mediados de la década de 2010, China y Estados Unidos protagonizan una competencia estructural por el liderazgo económico mundial.

China, al percibir la vulnerabilidad financiera norteamericana, redujo su tenencia de bonos del Tesoro de EE. UU. en más de un 40 %, acumulando reservas de oro y promoviendo la Bolsa de Oro de Shanghái como alternativa al sistema financiero dominado por el dólar.

Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump desde 2017, respondió con una política de reindustrialización y soberanía económica, promoviendo el reshoring y defendiendo sus cadenas de suministro estratégicas (microchips, defensa, energía, biotecnología).

El resultado ha sido una rivalidad global que combina economía, tecnología y geopolítica. Ambos países compiten también en América Latina, donde su influencia se traduce en inversión, comercio, infraestructura y diplomacia.

IV. CHINA Y AMÉRICA LATINA – ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA: INFLUENCIA DE DOS POTENCIAS

América Latina se ha convertido en uno de los escenarios más disputados del siglo XXI. Dos potencias —China y Estados Unidos— se proyectan con visiones distintas sobre el desarrollo.

1. Inversiones: el nuevo mapa del capital
China se ha consolidado como un socio financiero clave, enfocándose en energía, minería, infraestructura y tecnología. Desde su adhesión a la Franja y la Ruta, ha firmado más de 20 acuerdos bilaterales con países latinoamericanos.

Estados Unidos continúa siendo el principal inversor total, apoyado en instituciones tradicionales como el BID, el Banco Mundial, la IFC y la DFC, aunque con menor dinamismo relativo frente al empuje chino.

2. Comercio: dos rutas que se cruzan

El comercio entre China y América Latina supera los 450 mil millones de dólares anuales. China es el primer socio de Brasil, Chile, Perú y Uruguay.

Estados Unidos, en cambio, mantiene vínculos más diversificados con manufacturas, agroindustria y servicios digitales, conservando su primacía global en el comercio total con la región.

3. Presencia militar y tecnológica

Estados Unidos mantiene la supremacía militar mediante el Comando Sur (SOUTHCOM) y bases como Soto Cano (Honduras).

China no tiene bases militares formales, pero expande su presencia tecnológica y espacial —como la estación de Neuquén en Argentina— y participa en puertos estratégicos con capacidad dual (civil y logística).

4. Desarrollo y cooperación

China ofrece créditos e infraestructura rápida, centrada en telecomunicaciones, energía y transporte. Estados Unidos apuesta a la cooperación institucional y educativa, aunque sus programas (USAID, DFC) enfrentan recortes presupuestarios.

Ambos coinciden en ver a América Latina como espacio clave para la estabilidad global.

5. Pobreza y desafíos sociales

Uno de cada cuatro latinoamericanos vive en pobreza. Ni China ni EE. UU. pueden resolver por sí solos ese problema. Las inversiones chinas generan infraestructura, pero no siempre empleos sostenibles; los programas estadounidenses promueven institucionalidad, pero avanzan lentamente. El desafío es traducir la inversión externa en bienestar social.

6. Futuro de las relaciones:

El futuro estará marcado por la autonomía estratégica. EE. UU. impulsa el nearshoring para acercar fábricas al Caribe y México; China busca garantizar su acceso a minerales críticos y puertos logísticos. La región puede beneficiarse si adopta una estrategia equilibrada, basada en transparencia, tecnología y sostenibilidad.

V. LA REPÚBLICA DOMINICANA: UNA OPORTUNIDAD EN MEDIO DE LA COMPETENCIA GLOBAL (1975–2025)

Durante los últimos cincuenta años, la República Dominicana ha crecido económicamente sin alcanzar aún la plena industrialización. El país exporta oro, ferroníquel, cacao, azúcar y otros bienes primarios, pero no ha transformado esa riqueza en valor agregado.

El nuevo escenario internacional ofrece una segunda oportunidad histórica. La demanda mundial de minerales estratégicos y alimentos coloca a la República Dominicana en posición de convertirse en un centro logístico y productivo del Caribe, aprovechando su estabilidad política, ubicación geográfica y tratados de libre comercio con Estados Unidos, Europa y América Latina.

El desafío es industrializar con inteligencia, atraer inversión sostenible, y garantizar que los frutos del crecimiento se traduzcan en progreso humano y educación tecnológica.

VI. CONCLUSIÓN: SOBERANÍA, EQUILIBRIO Y LA SEGUNDA OPORTUNIDAD DEL ORO:
La competencia entre China y Estados Unidos no debe verse como una amenaza, sino como un motor de progreso para las naciones que sepan actuar con visión.

Para la República Dominicana y América Latina, la clave es mantener el equilibrio entre soberanía nacional y apertura global, entre capital extranjero y desarrollo interno, entre tecnología y ética.
El oro dominicano, símbolo de nuestra historia económica, puede convertirse en la base de una nueva economía digital e industrial, sustentable y humana. Porque cuando China y Estados Unidos compiten, nosotros también podemos progresar, si comprendemos el tiempo histórico que vivimos.

Fuentes: CEPAL (2024), Banco Mundial, BID, Inter-American Dialogue, Boston University GDP Center, CSIS, SOUTHCOM, Global Security Initiative, New York Times, Financial Times (2025).

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